Txema Montero imparte su conferencia “El fin de ETA y sus consecuencias”

El acto, organizado por el Ateneo Castro Urdiales contó con la presencia de destacadas personalidades políticas y sociales.

Ante el nutrido público asistente, más de ciento treinta personas aguardaban expectantes en el salón de actos del Centro Cultural La Residencia, el abogado y ex diputado europeo Txema Montero fue desgranando su experiencia como militante en Herri Batasuna, partido político del que fue expulsado tras publicar un artículo en la prensa propugnando que ETA debía abandonar el pensamiento político militarizado.

A su juicio, la organización terrorista no supo entender que una gran parte de la sociedad vasca rechazaba su proyecto.  La pérdida de apoyo social y la huída hacia delante de la banda al extender su lucha armada contra políticos, jueces y empresarios, en lo que se denominó la estrategia de “socialización del sufrimiento” marcaron el principio del fin.

Txema Montero defendió el éxito de las operaciones policiales contra ETA como la  causa principal en el abandono de la lucha armada, sosteniendo que la detención del colectivo “Artapalo” en el año 1992 marcó el fin del principio.

A su juicio, la organización terrorista no supo entender que una gran parte de la sociedad vasca rechazaba su proyecto y en una huída hacia adelante, la organización terrorista, aislada internacionalmente y dotada  con menos medios tecnológicos que sus perseguidores, implantó la estrategia de “socialización del sufrimiento”. La falta de apoyo social a la extensión del dolor y la respuesta desde el Estado con el cierre del periódico Egunkaria y la ilegalización de HB,  marcaron el principio del fin.

El abogado compartió con los asistentes sus experiencias en las conversaciones de Argel, cuyo fracaso atribuyó a las posiciones encontradas entre el Estado y la organización terrorista y a la falta de implicación del PNV y terminó su conferencia con una cita de Mao Tse Tung: “La naturaleza de la guerra, determina la naturaleza de la paz”.  ETA  no ha entregado las armas pero tampoco ha conseguido ninguno de sus objetivos. Su declaración de paz no le ha  valido la obtención de un rédito político, y tampoco ha logrado solucionar el problema de los presos.

A preguntas de la mesa, y del numeroso público asistente,  descartó la participación de la Iglesia en la génesis de ETA y concluyó que si bien el proceso de paz es irreversible aún queda  un largo camino para lograr lo que debería ser la meta final: la concordia.

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